1. Planea simplificadamente
En mi experiencia, las personas
que planean demasiado actúan poco. Sé simplificado y claro. Cualquier proyecto,
por muy grande que fuera, podría venir en formatos de 3 hojas.
Las tácticas son contundentes, al
igual que la estrategia. Pon tus objetivos a la vista, comprométete en tu
espacio de trabajo, contigo mismo y los demás. Tus objetivos deben estar cerca
de ti y a la vista de quien sea; esto genera poder para tu propio compromiso.
2. Distingue dos tipos de
decisiones: las fundamentales y las comunes
Las primeras cambiarán y
definirán las estructuras generales de algo; son decisiones para pensar y no
tomar precipitadamente. Las decisiones comunes no afectarán demasiado la
estructura.
Una decisión fundamental es, por
ejemplo, asociarte y definir porcentajes de negocios o definir una forma de
asociación o intervención específica con un cliente. Una decisión común es
definir colores o formas en un logotipo o elegir un camino para algo (si de
cualquier manera se deben recorrer varios caminos, por ejemplo, para vender
más.
No todo es importantísimo. ¡Ten
cuidado! No eres Coca-Cola para tardarte 10 días en un logotipo. Piensa qué es
lo mejor y actúa; si dudas, pregunta, pero no te claves. Es mejor que comiences
con las acciones que te llevarán a vender que detenerte meses por tu imagen.
Piénsalo y comienza.
3. Controla tus impulsos.
Sólo
date un par de días para pensar tus decisiones fundamentales
Más del 99% de las veces,
cualquier eureka en negocios, o decisión inteligente (bien pensada), te vendrá
en los siguientes dos días después de hablarla, de ser solicitada o de su
planteamiento inicial. Date tiempo. Si es fundamental y definirá ganancias o
estructuras, enfría y vete al cine.
Si eres de los que explotan en
sus decisiones y dicen cosas de las que después se arrepienten, ubica esta
regla y piensa con calma, enfría, enfría, y deja que tu mente lo deje pasar. Si
viene en un rato a tu mente déjate pensarla, pero no te preocupes demasiado.
4. En decisiones fundamentales,
al quinto día actúa
Tomando en cuenta que el día uno
sea el del planteamiento inicial, el dos y el tres se piensan y al cuarto se
debe haber decidido y el quinto es forzoso comenzar a actuar. No hay más, no
hay hilo negro; si no vino la duda o algo más, es momento de hacerlo. Esta
manera de hacer las cosas genera gran poder y puede aplicarse con cientos de
emprendedores y personas de negocios.
5. Primero la persona después el
negocio
El rapport es de las cosas más
importantes que hay. Antes de ser licenciados, doctores, clientes, empresarios
poderosos o lo que ustedes quieran, somos personas, y esto, estimado amigo, es
lo más básico que hay.
Procura recordarlo antes de
comenzar un mail, antes de hablar con alguien y antes de cualquier cosa, y si
en todo ello existe la empatía genuina, déjala fluir; invítale a tu cliente a
comer a un restaurante, o a ver un partido de fútbol, observa qué le interesa o
qué le gusta, y realicen esa actividad juntos.
Esto siempre pone una estrellita
en la frente del que lo hace.
Ejemplos: “Supe que te fascinan
los cortes de carne, y a mí me encantan. ¿Cuándo vamos?” “Sé que eres
aficionado de la NFL y vienen a la ciudad. ¿Cómo ves? Te invito.” “Sé que te
gusta el teatro, ¿cuándo vamos?” “Te mandé un par de boletos para que vayas con
tu esposa.” (Este segundo espacio reconoce la buena voluntad; hacerlo puede ser
esencial.)
6. Diferencia y distingue lo
personal de lo laboral
Respecto al punto anterior, es
bueno hacer rapport, pero tampoco exageres y lo lleves a tu casa. Separa
espacios, y hasta no conocer muy bien a la persona y asegurarte de que sabe
diferenciar lo laboral de lo personal, entonces mantén espacios como tu casa,
tu familia cercana, etc. Puedes llegar a invitarle a alguna fiesta socialmente
importante (15 años, boda, bautizo, primera comunión), pero no a una carne
asada a tu casa.
Mídete, y cuida esto. Las
personas no saben distinguir un espacio y otro, y los rompen con facilidad. Que
esto no sea un obstáculo en tu futuro.
7. No bajes tus precios, ofrece
más
A menos que seas una trasnacional
de productos, un descuento superior a 10% o 15% puede hacerte ver necesitado.
Si quieres hacer ver oportunidad en los demás, ofrece siempre más cosas; esto
es, mejora bajar tus precios.
Si lo que vendes es prestigio y
calidad para un grupo selecto, no es recomendable hacerlo; quizás el tope deba
ser un 15% en descuentos. Si la búsqueda de tu posicionamiento busca ser
masivo, el porcentaje puede elevarse.
No recomiendo descuentos
superiores al 30%. Un 50% de descuento sólo puede entrar una vez al año o por
un lanzamiento especial, y eso si tu producto es masivo, de uso regular o si su
mercado está demasiado competido.
Todo depende de tu producto o
servicio, pero siempre será mejor ofrecer más. Si quieres que algo se conozca
es mejor hacer un 3×2 que un 30% de descuento.
8. Siempre conoce nuevas
personas, amplía tus posibilidades
Conocer gente nueva genera nuevas
posibilidades de oportunidad en todos los sentidos. Hazlo más frecuente si lo
tuyo son servicios; esto es básico.
No siempre digas todo, espera que
te pregunten. No muestres la necesidad de promover tu servicio o producto.
Comienza por interesarte en lo de los demás con preguntas como ¿a qué te
dedicas? Sobre todo al conocer personas nuevas. La forma obvia de reciprocidad
será que ellos te pregunten ¿qué haces o a qué te dedicas? Entonces podrás
darle algo que les genere interés.
Ejemplo: “Genero procesos de
crecimiento con empresarios y emprendedores utilizando formas de apoyo no
tradicionales.” La frase “formas no tradicionales” detonará otra pregunta
obvia: “¿Cómo qué?” La curiosidad mató al gato, dicen por ahí.
Procura hacer este tipo de frases
y, algo muy importante, sé conciso. Es mejor que te tachen de cortante que de
alargado en tus respuestas.
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