Sobre todo porque al hacerlo se remueven un cierto número de
emociones y nos empezamos a preocupar por lo que no hemos hecho y deberíamos
hacer.
Las personas atraviesan por diferentes etapas en su vida
financiera, la cuales no tienen nada que ver con la edad, sino más bien con
ciertas experiencias.
Casos como el de las personas que con la llegada de su
primer hijo cambian tan radicalmente, que de gastar sin control se vuelven
ahorradores compulsivos. O por el contrario, el caso de quien tras un mal momento
decide gastarse todo y no volver a ahorrar ni un centavo.
Nuestras experiencias diarias reconfiguran para bien o para
mal nuestra siempre tensa relación con el dinero.
Evolucionando nuestra cartera
Pregúntate cómo esos momentos te han llevado de un lugar a
otro y trata de entender cómo has reaccionado a ellos para mejorar tu cartera.
Piensa en estos cinco puntos:
- Cuentan que las crisis sacan lo mejor o lo peor de cada
uno de nosotros. Procura que sea lo mejor. Analiza la situación y busca
una salida. No te quedes inmóvil, usa tu creatividad, actúa y sobre todo
no caigas en pánico. Una vez que salgas de ella, prepárate para que no te
vuelva a tomar por sorpresa.
- Cuando todo va a pedir de boca es cuando
menos nos alarmamos, aunque es cuando más ventajas deberíamos sacarle a
esa situación y avanzar lo más posible en nuestras metas financieras:
casa, retiro, ahorritos, etc., este es el mejor momento.
- Nadie será joven por siempre, ¿verdad? Es un tema escabroso
en los días que corren, cuando la juventud es algo tan valioso. Pero más
allá, la edad -sin querer- nos va marcando momentos. Hay algunos donde
nada importa y otros donde todo importa. ¿En cuál estás?
- El cómo vivimos nuestras relaciones también marca
cómo usamos el dinero. No es lo mismo estar con alguien acostumbrado a
ahorrar y que nos obliga a hacerlo, que alguien que no se preocupa por
eso.
- Países, oficinas, espacios, todo acaba pegándole a
nuestra cartera y obligando a adaptarnos a estilos de vida, algunos de los
cuales a veces no nos llevan a ninguna parte ¡Qué no te pase!
Extracto tomado de: blog.piggo.mx
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