Por ello, estudiar finanzas en un master oficial (ya que sirve con un doble propósito: te permite saber sobre el área y te permite certificar ante otros esos conocimientos, lo que puede ayudarle a conseguir trabajo o participar en una sociedad), o bien de forma autodidacta, debe ser tan importante como aprender a manejar antes de tomar el volante de un camión de carga, así es de importante que el emprendedor conozca de esta materia, ya que le permite hacer un seguimiento del pasado y del presente de su emprendimiento y una vez bien manejada, le permitirá hacer proyecciones muy certeras de su futuro financiero, y por ello, de la salud de su actividad comercial.
Muchas veces hemos coincidido que un emprendedor debe partir de un sueño que se traduzca en pequeñas metas que le permitan ir creando la vía de hacer realidad su visión, sin embargo, a veces se olvida que la vía para mantenerse en el camino son las finanzas, tema técnico del cual se trata de huir cometiendo un grave error, ya que un emprendedor que no conozca de finanzas es como un piloto aéreo que no sepa leer los instrumentos de navegación, porque al fin y al cabo, las finanzas son los indicadores del vuelo y/o emprendimiento.
Pero, ¿Qué tanto debe saber el emprendedor o el gerente no financiero de finanzas?, bueno lo suficiente para entender los instrumentos financieros básicos (es decir, leer los controles de mando de la nave), y estos se ven reflejado en: Balance General, Estado de Resultados y Flujo de Caja, sin embargo, estos reflejan bien el pasado, y analizando junto al contexto económico-social de la actividad, podemos crearlos proyectados (para futuro), según sean las hipótesis de actuación o decisión, ejemplo, si quiero contratar a dos personas más o alquilar una oficina más grande, cómo afecta eso a la empresa, pues estas son las herramientas bases para poder estimarlo.
Continuando con la metáfora del control de una nave, podemos entender al Balance General, como la hoja de ruta calculada por tres aspectos base: Activo, Pasivo y Patrimonio.
El Activo lo podrían constituir los componentes de repuesto, la propia nave, el combustible que se tenga, el efectivo en caja, entre otros aspectos. El pasivo, sería el combustible necesario (que no se tiene actualmente, por ende, hay que comprar o que ya se compró y se debe volver a realizar), el pago del piloto, el pago del galpón y el aterrizaje, entre otros aspectos. El Patrimonio, es el resultante que se obtiene de restar el Pasivo al Activo.
En fin, en caso de ser proyectado para un viaje a realizarse, se puede entender como un presupuesto basado en supuestos que se tengan (eso es la proyección del Balance General futuro). No podemos incluir una nave que no existe, ni menos combustible (ya que pudiera caer la nave antes de llegar al punto deseado), salvo que puedan ser adquiridos y formen parte de los pasivos supuestos para lograrlos.
Mientras, el Flujo de Caja o de Efectivo nos permite medir el consumo de combustible (si la empresa se queda sin él, perderá vuelo, por no decir que entra en riesgo de no poder sostenerse en el aíre), y actuar en función de esto.
Terminamos con el Estado de Resultado, que nos permite determinar si luego de hacer el viaje, lo obtenido permite financiarlo, obtener rentabilidad o reporta pérdidas, esto para saber donde se debe hacer ajustes para lograr obtener beneficios económicos sobre los vuelos.
Si estos tres conceptos te siguen confundiendo, urge que tomes en serio un curso sobre el tema de Finanzas y Contabilidad antes de aventurarte a emprender sin saber leer estas valiosas herramientas.
Fuente: Fernando Fuentes Pinzón
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