Mathew Lipman, reconocido pedagogo norteamericano y fundador de la metodología conocida como “Filosofía para niños” plantea un paradigma interesante en la educación de las niñas y los niños: al nacer llegamos a un mundo en el que los adultos toman decisiones por nosotros, y es común que esto continúe hasta el final de nuestra adolescencia; cuando debemos tomar decisiones importantes como la opción profesional que va a marcar nuestras actividades futuras. No ejercitamos la capacidad de tomar decisiones y, en muchas ocasiones, tomaremos las equivocadas.
Cuando se trata de la educación financiera, esto es un problema común. Los niños y las niñas tienen poco margen de decisión cuando se trata de en qué gastar y cómo. Se les ha dado poca información sobre la importancia del ahorro; y ni hablar de enseñarles a invertir el dinero. No es de extrañarse que tantos adultos jóvenes se encuentren en dificultades económicas por no saber manejar un crédito o por gastar más de lo que ganan.
Por ese motivo, te invitamos a incluir a las niñas y los niños de tu familia en el proceso de tomar decisiones financieras. No estamos proponiendo que les permitas elegir como se distribuirá el ingreso familiar, pero sí que puedes establecer con ellos pequeñas tareas financieras que les ayudarán a ejercitar su capacidad de decidir.
Puedes ofrecerles una propina semanal a cambio de completar ciertas tareas en beneficio de toda la familia. Después enséñales cómo distribuir sus ingresos de manera diversificada: una parte se puede gastar pero también hay que ahorrar. Si deciden invertir, tú puedes cooperar con una parte de lo que invierten para que compren algo mayor después de un plazo determinado.
Los niños y las niñas pueden comprender mucho más de lo que creemos cuando se trata de la situación de las finanzas familiares. Las grandes metas deben compartirse y todos, desde sus posibilidades, pueden contribuir para lograrlas. Si, por ejemplo, desean ir de vacaciones, las niñas y los niños pueden apoyar reciclando sus útiles escolares del ciclo anterior para evitar hacer más gastos.
Recuerda también que el ejemplo de los adultos es muy importante, y que los niños aprenden más de lo que hacemos que de lo que decimos.
Enséñales con tu ejemplo; ahorra, invierte y planea y trata de hacerlos partícipes de las decisiones familiares y sus razones. De esta manera les ahorrarás muchos dolores de cabeza cuando sean adultos.
Fuente:
http://www.ifaydi.com/
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