Ingvar
Kampard (1926, Suecia) ha decidido jubilarse y ceder el testigo a uno de sus
tres hijos varones.
En las manos de Mathias deja Ikea, una compañía con 9.500
artículos de muebles y decoración, presente en 25 países y con unas ventas de
27.000 millones de euros en el último año. Su salida como máximo ejecutivo
será, sin duda, un hito en una compañía íntimamente ligada a la figura de su
fundador que, no obstante, ya ha declarado que seguirá trabajando como asesor
para Ikea.
Desde pequeño, el fundador de la compañía sueca más conocida del
mundo demostró su interés por emprender y, a los cinco años, ya vendía cerillas
a sus vecinos del pequeño pueblo de Agunnaryd, junto a la granja donde se crió
llamada Elmtaryd. A los siete, Kampard ya había ampliado su zona de ventas
gracias a su bicicleta y, poco a poco, pasó de vender sólo cerillas a hacer lo
mismo con semillas, postales, adornos de Navidad, hasta bolígrafos y plumas.
Con tan sólo 17 años funda el germen de lo que será la actual Ikea con un
dinero que su padre le había dado como recompensa a sus buenas notas.
Tal es la
vinculación a su infancia que el nombre de su compañía proviene de las siglas
de su nombre (IK) y las iniciales de la granja (E) y el pueblo (A) donde pasó
sus primeros años. «El concepto Ikea, como su fundador, nació en Småland, una
zona del sur de Suecia en la que la tierra es pobre y poco productiva y sus
habitantes se caracterizan por trabajar mucho, vivir con pocos medios, y
utilizar el ingenio para sacar el máximo provecho a los limitados recursos de
que disponen.
Esta manera de hacer las cosas es la base fundamental del enfoque
de Ikea a la hora de mantener los precios bajos», explican desde la compañía.
Muebles En 1948, incluye en su oferta muebles realizados por fabricantes
locales. Fue casi una década después, en 1956, y fruto de una casualidad, que
Kampard da con la fórmula que ha hecho famosa a su firma de muebles: el modelo
de automontaje y embalaje de paquetes planos. «La decisión de Ikea de diseñar
sus propios muebles parte, irónicamente, de la presión que ejercen sus
competidores sobre los proveedores para que boicoteen a Ikea.
La idea de los
paquetes planos comienza cuando uno de nuestros primeros colaboradores quitó
las patas a la mesa para que cupiera en un coche y no se dañara durante el
transporte», cuentan en Ikea. Desde su primera tienda, inaugurada en 1958,
Kampard ha logrado crear un imperio con 300 tiendas repartidas por más de 38
países. Antes incluso de abrir su propia tienda, Kampard puso en marcha otra de
las enseñas de identidad de la marca: el catálogo de productos.
Una revista que
se ha convertido en algo más que un folleto promocional. Tan sólo el año pasado
se imprimieron más de 198 millones de ejemplares en 56 ediciones y 27 idiomas.
Kampard también es conocido por su fama de austero, ya que se aloja en hoteles
baratos y usa el mismo coche, un Volvo blanco, desde hace más de 20 años.
Su
sucesor, su hijo Mathias, tiene delante una ardua tarea: perpetuar una marca
que lleva al fundador hasta en el nombre. El nombre de su compañía son sus
siglas y las iniciales de la granja y el pueblo donde vivió.
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