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lunes, 24 de octubre de 2016

Experiencias que le ponen sabor a tu cartera

¿Para qué ahorrar? ¿Por qué preocuparnos por lo que ha de venir? A nadie le gusta hablar sobre ese asunto. 



Sobre todo porque al hacerlo se remueven un cierto número de emociones y nos empezamos a preocupar por lo que no hemos hecho y deberíamos hacer.

Las personas atraviesan por diferentes etapas en su vida financiera, la cuales no tienen nada que ver con la edad, sino más bien con ciertas experiencias.

Casos como el de las personas que con la llegada de su primer hijo cambian tan radicalmente, que de gastar sin control se vuelven ahorradores compulsivos. O por el contrario, el caso de quien tras un mal momento decide gastarse todo y no volver a ahorrar ni un centavo.

Nuestras experiencias diarias reconfiguran para bien o para mal nuestra siempre tensa relación con el dinero.

Evolucionando nuestra cartera
Pregúntate cómo esos momentos te han llevado de un lugar a otro y trata de entender cómo has reaccionado a ellos para mejorar tu cartera.

Piensa en estos cinco puntos: 

  1. Cuentan que las crisis sacan lo mejor o lo peor de cada uno de nosotros. Procura que sea lo mejor. Analiza la situación y busca una salida. No te quedes inmóvil, usa tu creatividad, actúa y sobre todo no caigas en pánico. Una vez que salgas de ella, prepárate para que no te vuelva a tomar por sorpresa.
  1. Cuando todo va a pedir de boca es cuando menos nos alarmamos, aunque es cuando más ventajas deberíamos sacarle a esa situación y avanzar lo más posible en nuestras metas financieras: casa, retiro, ahorritos, etc., este es el mejor momento. 
  1. Nadie será joven por siempre, ¿verdad? Es un tema escabroso en los días que corren, cuando la juventud es algo tan valioso. Pero más allá, la edad -sin querer- nos va marcando momentos. Hay algunos donde nada importa y otros donde todo importa. ¿En cuál estás?
  1. El cómo vivimos nuestras relaciones también marca cómo usamos el dinero. No es lo mismo estar con alguien acostumbrado a ahorrar y que nos obliga a hacerlo, que alguien que no se preocupa por eso.
  1. Países, oficinas, espacios, todo acaba pegándole a nuestra cartera y obligando a adaptarnos a estilos de vida, algunos de los cuales a veces no nos llevan a ninguna parte ¡Qué no te pase!

Extracto tomado de: blog.piggo.mx

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