En años recientes, la palabra “emprendedor” ha cobrado una relevancia inusitada. Este concepto, que se refiere a las personas que se adentran por sus propios medios al complejo mundo de los negocios, cuenta con un sinfín de definiciones que apelan ya no sólo a una profesión, sino sobre todo a un modo de vivir.
Cuando escuchamos la palabra “emprendedor” visualizamos de manera automática a personajes como Bill Gates, Mark Zuckerberg o Steve Jobs, o a empresas como Google, Facebook, Apple o Microsoft. Pensamos que nuestro camino y nuestras condiciones serán similares a las de estos gigantes, y por lo tanto, creemos que obtendremos los mismos resultados, ya sea en el plano económico o en el profesional.
Pero muchas veces la realidad no es la que esperamos; el camino es difícil y los resultados no son equiparables al éxito desmesurado de estas personas o corporaciones.
Esta situación suele desanimar a muchos jóvenes que piensan que emprender es sinónimo de tener éxito financiero. Me refiero a esos jóvenes que tienen la idea errónea que se forma en muchas escuelas de negocios de que todo emprendedor tendrá de forma automática una fortuna por el simple hecho de haber incubado un proyecto.
“Mis posibilidades no deben limitarme”
Bill Gates alguna vez dijo: "la vida no es justa, acostúmbrate a ello". Esta frase ejemplifica claramente cuál debe ser la mentalidad que debe tener un emprendedor al momento de iniciar su travesía. Aunque parezca una frase dura, es una realidad que en este mundo siempre existirá un gran número de personas con mayores posibilidades de alcanzar el éxito, ya sea por su parentesco, situación social, educación e incluso por su nacionalidad.
No obstante, estas circunstancias no deberían ser una barrera para que emprendamos el vuelo. No deberíamos, bajo ningún motivo, pensar que debemos resignarnos a vivir el “destino” que nos ha sido impuesto y dejar de luchar. Superar esta mentalidad hará la diferencia entre llevar una vida promedio y una que sea capaz de romper todos los moldes.
Ser mejor, el lema del emprendedor
La idea de mejorar es la piedra angular de todo emprendimiento. “Ser mejor para vivir mejor" es el lema de batalla de los que pretenden iniciarse en el competido mundo de los negocios. Quizá no consigas forjar una fortuna como la de los magnates que aparecen en las portadas de las revistas, pero, si al final de tu vida conseguiste ser la mejor persona que estaba dentro de tus posibilidades, entonces podrás sentirte satisfecho con tus logros. Si puedes consolidar un patrimonio mayor del que tuviste al nacer, ¡entonces hiciste las cosas bien! Por eso decía Bill Gates: "nacer pobre no es tu error; morir pobre sí lo es".
Cuando comenzamos a pensar en mejorar como personas, en prepararnos para ser mejores en lo profesional y laboral, quizá sin saberlo estamos iniciando el camino del emprendimiento… y con ello estamos concretando la fórmula del éxito. Bien decía Aristóteles: "somos lo que hacemos de manera repetida. La excelencia entonces no es un acto, sino un hábito". Y es que gran parte del éxito de los grandes emprendedores radica en la constancia y el trabajo duro.
Por eso, el mejor consejo que puedo ofrecer a cualquier emprendedor es que incorpore el hábito de ser mejor cada día, de detectar sus fortalezas y debilidades y encontrar la manera de alcanzar las metas establecidas. De decretar objetivos que le permitan conocerse a fondo como empresario y como persona, luchar desde su trinchera, desde sus posibilidades y, sólo como consecuencia de eso, conseguir el éxito financiero.
Si alguien lo pudo lograr antes que tú, ¿qué te hace pensar que es imposible realizar tal hazaña? Deja de buscar excusas: las oportunidades van y vienen y están aguardando el momento en que decidas utilizarlas y ponerlas en práctica. Para mover la montaña, es preciso empezar por mover pequeñas rocas. Comienza a hacer de lo imposible algo posible. ¡Comienza tu camino hacia el verdadero emprendimiento!
Por Jorge Talavera
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