Gracias al crecimiento de China e India y a la política monetaria de
los EEUU y la UE, que inflaron el petróleo de los 8$/barril en 1998 a
más de 100$/barril en la actualidad, el consumo per cápita durante los
14 años del Presidente Chávez creció más de 50%, eso sí, al costo de
dejar enormes desequilibrios, desbalances, y un legado económico
nefasto.
En lugar de dejar un modelo de desarrollo y transformación de la
sociedad venezolana, el recién fallecido Presidente Chávez deja al país
un modelo repartista de la renta petrolera, basado en la dependencia del
ciudadano del Estado, la incivilidad, el desempleo y subempleo como
base político-clientelar.
Chávez deja una economía cortesana, así como un modelo autocrático,
absolutista, voluntarista, estatista y presidencialista, basado en la
discrecionalidad administrativa, la inseguridad política y jurídica,
controles de toda índole, expropiaciones y confiscaciones, en vez de un
Estado de Derecho, democracia, autonomía de los poderes públicos, el
respeto por las normas, las leyes y los contratos, garantías, reglas
claras y estables y la libertad económica para la inversión privada en
sectores hasta hoy prohibidos como el petrolero.
Chávez deja una economía que en 14 años creció menos que la de los
países de la OPEP, salvo Libia obviamente; menos que el promedio de
Latinoamérica y el promedio global. Deja, igualmente, una inflación alta
y persistente, que en 2010 fue la mayor del planeta y probablemente lo
sea nuevamente en 2013 (se requieren hoy 16,76Bs para comprar lo que
antes de Chávez se compraba con 1Bs). Deja una moneda nacional con menos
ceros, pero, que en 14 años devaluó más de un 1.000%, la mayor
devaluación de Latinoamérica, América, y la OPEP, después de Angola, así
como la sexta del mundo después de la experimentada en Zimbabue, el
Congo, Angola, Bielorusia y Uzbequistán.
Chávez recibió una economía cuya exportación petrolera representó el
68% de las exportaciones totales en el IV trimestre de 1998, pero, la
deja muchísimo más dependiente de las importaciones y exportaciones
petroleras que hoy representan un 96%.
Chávez deja un modelo arcaico conflictivo de lucha de clases, no uno
de armonía social. Chávez deja una industria petrolera rentística, y
disminuida, en proceso de contracción, en vez de una productiva, y en
proceso de expansión.
Chávez deja programas políticos clientelares llamados misiones, cuyo
fin último es la captación del voto y la dependencia del ciudadano del
Estado, y no programas sociales, que verdaderamente sean inclusivos,
inserten a la gente en la esfera de la producción, independicen al
ciudadano y transformen su vida.
Chávez deja al país sumido en una gran de dependencia del consumo del
asistencialismo, misiones, dádivas y petrolimosnas, de los subsidios a
los alimentos, a la gasolina y otros. En definitiva, Hugo Chávez y el
socialismo del siglo XXI dejan como modelo la pobreza, un sistema que
perjudica a quienes se prometió privilegiar y defender, los más pobres;
un sistema que castiga el mérito y el esfuerzo, mientras premia el
rentismo y la corrupción; una sociedad donde sigue siendo verdad que
entre el colegio privado y el liceo público, jamás un pobre, si pudiese,
escogería a este último.
Ángel García Banchs
No hay comentarios:
Publicar un comentario